domingo, 21 de agosto de 2016

JUAN EUDES, Testigo y Maestro de la Misericordia de Dios

SAN JUAN EUDES

1601-1680

Fiesta: 19 de agosto


Proclamado por la Iglesia como "Padre, Doctor y Apóstol del culto litúrgico a los Sagrados Corazones",
Efectivamente, fue el primero en organizar y celebrar las fiestas litúrgicas del Corazón de Jesús y del Corazón Inmaculado de María. La del Corazón de Jesús el 20 de octubre, y la del Corazón de María el 8 de Febrero. Aunque en el calendario litúrgico actual se celebran en otra fecha, sus hijos e hijas las siguen celebrando en las fechas originales.
Fue el primero también en escribir la liturgia de las horas de cada una de estas fiestas.
Nació en la diócesis de Séez (Francia) el año 1601; recibió la ordenación sacerdotal y se dedicó por varios años a la predicación en las parroquias. Fundó dos Congregaciones religiosas, una, los PP. Eudistas, destinada a la formación de los sacerdotes y la otra, la Orden de Nuestra Señora de la Caridad del Refugio y del Buen Pastor, al cuidado de las mujeres cuya vida cristiana estaba en peligro. Fomentó en gran manera la devoción a los Corazones de Jesús y de María. Murió el año 1680.
Enseñaba que el Corazón de Jesús es la máxima expresión del amor de Dios por el hombre, un horno de Amor Divino. Los que desean unirse a su corazón son purificados, inflamados, y transformados por el Fuego Divino.
En la segunda mitad del siglo XVI, vivía en Ri, Normandía (Francia), un granjero llamado Isaac Eudes, casado con Marta Corbin. Como no tenían hijos al cabo de dos años de matrimonio, ambos esposos fueron en peregrinación a un santuario de Nuestra Señora. Nueve meses después tuvieron un hijo, al que siguieron otros cinco.
El mayor recibió el nombre de Juan y, desde niño, dio muestras de gran inclinación al amor de Dios. Se cuenta que, cuando tenía nueve años, un compañero de juegos le abofeteó; y, en vez de responder en la misma forma como era lo habitual, Juan siguió el consejo evangélico y le presentó la otra mejilla.
A los catorce años, ingresó en el colegio de los jesuitas de Caen. Sus padres deseaban que se casara y siguiera trabajando la granja de la familia. Pero Juan, que había hecho voto de virginidad, recibió las órdenes menores en 1621 y estudió la teología con la intención de consagrarse a los ministerios parroquiales. 
Sin embargo, poco después determinó ingresar en la congregación del oratorio, que había sido fundada en 1611 por el futuro cardenal Pedro de Bérulle. Tras de recabar con gran dificultad el permiso paterno, fue recibido en París por el superior general en 1623. 
Juan había sido hasta entonces un joven ejemplar: su conducta en la congregación no lo fue menos, de suerte que el P. Bérulle le dio permiso de predicar, aunque sólo había recibido las órdenes menores. Al cabo de un año en París, Juan fue enviado a Aubervilliers a estudiar bajo la dirección del P. Carlos de Condren, el cual, según la expresión de Santa Juana Francisca de Chantal, "estaba hecho para educar ángeles". El fin de la congregación del oratorio consistía en promover la perfección sacerdotal y Juan Eudes tuvo la suerte de ser introducido en ella por dos hombres de la talla de Condren y Bérulle.
Dos años más tarde, se desató en Normandía una violenta epidemia de peste, y Juan se ofreció para asistir a sus compatriotas. Bérulle le envió al obispo de Séez con una carta de presentación, en la que decía: "La caridad exige que emplee sus grandes dones al servicio de la provincia en la que recibió la vida, la gracia y las órdenes sagradas, y que su diócesis sea la primera en gozar de los frutos que se pueden esperar de su habilidad, bondad, prudencia, energía y vida". 
El P. Eudes pasó dos meses en la asistencia a los enfermos en lo espiritual y en lo material. Después fue enviado al oratorio de Caen, donde permaneció hasta que una nueva epidemia se desató en esa ciudad, en 1631. Para evitar el peligro de contagiar a sus hermanos, Juan se apartó de ellos y vivió en el campo, donde recibía la comida del convento, viviendo en un tonel.
Así empezó su misión el que sería el gran testigo y maestro de la misericordia en un siglo en el que el evangelio no era muy escuchado.
Volveremos a hablar sobre él en próximas entregas porque su testimonio de vida y sus enseñanzas sobre la misericordia pueden cumplir una misión fundamental en esta época nuestra, tan llena de egoísmos y materialismos desenfrenados.


No hay comentarios:

Publicar un comentario